Asteroides.

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Un breve intercambio de miradas

Esmeraldas tras vitrinas de pudor,

Citrinos de amarga penumbra,

Tesoros cósmicos llamándose mutuamente,

En el destino encarnado y perecedero,

Bajo la sentencia del padre que los ilumina,

El corazón apenas percibe el latido distinto,

casi imperceptible, se cierra el umbral,

La memoria no lo guarda y el corazón lo borra,

Permanece en el alma la vaga sensación de familiaridad.