«Yo que fui tormenta, yo que fui tornado, hoy soy un volcán apagado»; «En tus manos yo aprendí a beber agua»; «Si me dejas ahora no seré capaz de sobrevivir». Estos son sólo algunas frases de canciones que por años hemos escuchado en la radio, televisión y ahora en redes sociales. De cierto modo programaron a toda una generación con mensajes de codependencia, y en mi opinión, en la actualidad están teniendo una repercusión.
Comienzo por decir que no tengo ningún título en psicología ni nada similar. Las opiniones y comentarios que aquí doy a título personal se basan en mis experiencias y de personas y amigos cercanos a mí.
Desde hace dos años estoy separado de mi pareja y al igual que muchos enfrento un proceso de duelo, el cual me hizo ver muchas áreas en las que tenía que mejorar y, en algunos casos, cambiar. Un día, procesando mi dolor en una cantina, alguien puso en la vieja rockola la canción de «El Triste», seguida de «Si me dejas ahora», y algunos otras temas interpretados por el cantante José José.

Intrigado por la intensidad con la que cantaba José José, asumí que estaba en una situación similar a la mía y decidí solidarizarme con él. Entablé una conversación con el cantante y le pregunté: ¿Aún duele, verdad? El me respondió entre un «salud» y carcajadas: No hombre, estoy bien con mi pareja, sólo me preparo para sufrir cuando me toque. En ese momento me pregunté y también les hago la misma pregunta: cuando cantamos canciones con letras como «Me basta» ¿nos estamos preparando inconscientemente para recibir lo que nadie ha querido?. Peor aún ¿alabamos el sufrimiento y lo vemos como parte de la relación? ¿nos volvemos pichicatos en el amor? Yo creo que sí, hasta llegar al punto de querer estar «preso en la cárcel de los besos» de alguien.
Los que saben de esto explican que la mente de modo subconsciente se carga de las experiencias cotidianas y las almacena para sacarlas en vivencias posteriores, asociándolas con algún evento similar a la situación donde se grabó el original. Incluso si son producto de la imaginación, ya que el cerebro graba una sensación y reacciona asociándola con ésta.
Es por ello que se cree que en una discusión de pareja, ante una inminente separación, surgen frases como: «Voy a poner cadenas en ti para que no me engañes, para que no te vayas de mí, en busca de otro amante» o «Porque al fin la vida es así: o tu o yo».