Cierto amigo que guarda en el garaje de su casa un hermoso Ferrari F40, rojo, con la carrocería perfectamente pulida y sin un solo rasguño, recibió una atractiva propuesta económica a cambio de prestar su hermoso Ferrari para una sesión de fotografías de una famosa modelo.
Todo parecía perfecto. Hasta que le dijeron que parte del trato era permitir que dieran unas cuantas vueltas por la colonia para que la modelo luciera su hermosa cabellera mientras circulaba a bordo del maravilloso auto rojo.
Cabe mencionar que la colonia en donde vive este amigo, es una exclusiva zona residencial de la ciudad y que sus calles, además de estar exquisitamente decoradas con grandes palmeras y arbustos perfectamente recortados, tienen tan poco flujo vehicular, que resultan el escenario perfecto para la sesión de fotografías programada.
Entonces ¿Cuál era el problema?
El hermoso Ferrari F40, rojo de brillo perfecto… no funcionaba.
El propietario lo usaba tan poco que dejó de darle mantenimiento al motor porque lo único que realmente le importaba era que por fuera luciera impecable.
Como era de esperarse, ese detalle desvaneció la maravillosa propuesta económica que le había ofrecido la agencia de aquella famosa modelo.
De la misma manera, a muchas personas se les olvida que para poder aprovechar las grandes propuestas que la vida presenta, “se necesita más que una carrocería bien pulida”.
Presentarte pulcro, cuidadosamente peinado y vestido a la entrevista de trabajo, a la reunión con tu gran prospecto de venta o a la cena con tu posible socio, es realmente importante, es tu imagen de entrada, pero no es suficiente para poder cerrar un buen trato, venta o negociación.
De nada te servirá esa fabulosa imagen si, al momento de exponer tus ideas y argumentos, no estás lo suficientemente preparado.
Incluso el uso inadecuado o vulgar de algunas palabras o expresiones, pueden descalificarte como un buen prospecto para negociar.
Así que, además de pulir tu imagen, dedica un tiempo todos los días de tu vida para pulir tu mente, aumentar tu cultura y especializarte en tu área profesional.
Eres lo que eres y estás en donde estás por lo que has puesto en tu mente. Si quieres cambiar lo que eres y quieres cambiar en dónde estás, es necesario cambiar lo que pongas en tu mente.